Volver atrás no quiero

Y de mi pasado que?
¡regresar allá no quiero!
hubo un cambio en mi destino
que me hizo un hombre nuevo

Y a quien debo esa merced
del cambio que experimento?
Al sublime amor de Dios
que me salvó de tormentos!

De afuera no hay que envidiar
lo mejor lo llevamos dentro
es una unción que nos colma
de paz y de gozo pleno.
José Rubiel Pineda G.

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