La fuerza no se dobla en la unidad; ¡se multiplica!
La unidad de Dios es concierto en la diversidad: no es uniformidad; las piedras no son uniformes, sin embargo el edificio de Dios, que es la iglesia y su pueblo Israel, está integrado por piedras vivas.
Amós 3:3 nos dice: ¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?
Salmos 133:1 ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Esta armonía del cual nos habla la Palabra, significa concierto en la diversidad. En la verdadera unidad debe prevalecer el amor y la verdad.
Verdad sin amor, es legalísmo; y amor sin verdad es sentimentalismo. Esta unidad es de mucha estima, pues el salmista la compara como ungüento de mucho precio.
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