El Gozo del perdón

Conozco a un hermano que hace algún tiempo disfrutó de las ricas bendiciones del Eterno; cuando digo bendiciones es en todo sentido, espiritual y material. Este varón fue un hombre muy emprendedor alcanzando una solidez financiera, con un hogar bien establecido y una relación muy bonita con el Señor. Pasó algún tiempo y las muchas ocupaciones  de su negocio, como también algunos desvíos en su conducta, lo fueron alejando poco a poco de esa comunión con Dios, dejando por tanto, de congregarse, lo que produjo también el aislamiento de los hermanos.

Esta situación le conllevó a un estado de depresión, motivado por el complejo de culpa. Llegó a tal grado que iba a casa de los hermanos a pedir que oraran por él; inclusive a mi hogar llegaba en altas horas de la noche, pidiendo que intercediera a su favor. En el momento de orar, llegué a sentir frustración al oír de sus labios esta expresión: Será que el Señor sí me perdona?

Han sido muchas las veces que hemos tratado de hacerle comprender lo que significa el gozo del perdón, pero ha sido en vano por ahora, pues solo una verdadera reconciliación y la misericordia de Dios, extendida hacia él podrá borrar ese complejo de culpa y poder sentir que ha sido perdonado.

Hay detalles que aunque parezcan insignificantes, pueden robar nuestra paz y el enemigo aprovecha la circunstancia usando cualquier ardid, para hacernos sentir culpables. Una noche tuve un mal entendido con mi esposa y obviamente esto nos produjo enojo. Pasó algún rato de habernos acostado y me sentía intranquilo .Por nuestra mente pasan muchas cosas en momentos así y nuestro ego a veces no nos deja reconocer que hemos fallado.

Haciendo acopio de voluntad me puse a orar y de momento, sentí un impulso de abrazar a mi esposa y pedirle perdón, sin importar de quien había sido el error. Lo que sentí fue algo especial; una paz inundó mi ser al mirar que en ella no había ya ningún reproche. Qué bueno es poder dormir en paz sin que haya una voz que nos acuse. Qué maravilloso es sentir el gozo del perdón.

La palabra del Señor nos dice: Pero en Ti hay perdón, para que seas reverenciado  SALMOS 130:4
Yo deshice como una nube tus rebeliones y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí. ISAÍAS 44: 22
Dichoso aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado.
Dichoso el hombre a quien el Eterno no culpa de iniquidad y en cuyo espíritu no hay engaño. SALMOS 32: 1,2

Amigo y hermano: Si alguna vez oyes una voz que te dice que para ti no hay perdón, no lo creas pues esa voz no es de Dios, ya que El está dispuesto para hacernos  sentir el gozo del perdón.

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